miércoles, 22 de julio de 2020

La jaula invisible

jaula abierta-concepto de libertad


 Se sentía bien esa mañana.

Conducir por la ruta a las nueve de aquel día lo relajaba, y más cuando el sol brillaba de esa manera. El olor a pasto húmedo se colaba por la ventanilla apenas baja y la suave voz de Lennon en la radio generaba un ambiente de paz que contrastaba notablemente con el de su vida habitual. El lugar de donde venia rebalsaba de burocracia, negociados, discusiones e intereses y el lugar hacia donde se dirigía era exactamente igual, de manera que ese viaje era un momento de solaz en medio de la tormenta. Venia del bullicio e iba hacia el bullicio.
Si bien no era fanático de los autos y no se sabia ni el modelo de su vehículo le gustaba conducir, sentir la ruta. En cierta manera el auto era su mente, que viajaba velozmente dejando su cuerpo atrás y haciéndolo flotar en un mundo de indecisión y placidez. Lo único preocupante en ese momento era la tenue niebla que le desteñía un poco los colores del día, pero era el zumbido de un mosquito, apenas perceptible.
Mientras avanzaba la mañana comenzó a refrescar así que subió la ventanilla, lo que hizo que los acordes de “Woman” se escucharan mucho mas claros y odiara un poco a john lennon por ser capaz de generar tanto en un oyente. El había querido ser escritor, compositor, cantante, músico, dibujante..ser capaz de inspirar a los demás, de estimularlos, pero nunca había podido. Y ya lo tenia asumido.
Se preguntó si habría alguna forma de extender este momento de paz.¿Acaso era natural vivir como vivía?¿ Corriendo todo el tiempo?¿ Discutiendo con otros conductores? ¿ Con los maestros de su hijo? ¿Con su mujer? ¿Con la AFIP? ¿Con los peatones? ¿Con quien fuera que se atravesase en el camino? ¿ A nadie más le molestaba el funcionamiento el mundo?
A veces creia que nunca iba a ser feliz , que no pertenecía a ningún lado, o que aun no encontraba su lugar. Lo que mas bronca le daba era la extraña capacidad del mundo para encorsetarlo, encerrarlo en su estructura y no dejarlo mover ni un milímetro de ahí. O quizás su furia era consigo mismo, por no poder romper con esos esquemas, por dejarse arrastrar por la corriente sin tener ninguna excusa mas que su propia debilidad. Y sin embargo le iba bien en su vida, se adaptaba fácilmente y eso le molestaba de sobremanera: la incapacidad de vivir según sus propias reglas, su facilidad para amoldarse a los demás.
Poco a poco la niebla se empezaba a dispersar y la ruta era cada vez mas visible. Lo lamentaba, porque ahora el andar del auto era mas rápido y ya nada le impedía acelerar y acortar este tiempo de relax. Entonces se dio cuenta: no quería llegar. Se reconocía en ese limbo existencial, se veía mas autentico allí que en cualquiera de los dos extremos, su vida estaba ahí. Si hubiera alguien con él en ese momento le cuestionaría su pensamiento, le diría que era ridículo detenerse y no llegar donde lo esperaban. Le exigirían que por lo menos volviera a su lugar de procedencia, que lo esperaban también para retomar su rutina robotizante, que lo necesitaban. Pero el solo esbozaría una sonrisa y nada más, no lo entenderían..
Decidió desviarse del camino,pero no tomo una calle lateral sino que abandonó directamente la ruta. Su vehículo dobló a su derecha dejando el asfalto y atropellando el alambrado que cercaba el campo al costado del camino, lo arrastró unos metros hasta que finalmente se desprendió con el guardabarros y todo y se quedo allí inerte, pero el auto siguió. Avanzó indetenible hacia el horizonte mientras las vacas, sin entender nada, corrían en todas direcciones y él chocaba otro alambrado arrastrándolo también varios metros y dejándolo tirado , el vehículo seguía y seguía.
Miró el nivel de combustible y pensó: “ tengo para muchos kilómetros”, mientras reía y se liberaba de reglas, de límites, de esa jaula hecha de principios y códigos que no era solida, pero si infranqueable, al menos hasta hoy. Decidió seguir hasta que el auto no quisiera mas. Después? Después vería, que la sociedad le reprochara algo, que lo acusaran y lo maniataran de vuelta, que importaba. Ahora se sentía pleno, volaba con el viento.
Era feliz.