Subo al colctivo, el 555.
Saco mi boleto y observo alos pasajeros: todos sentados, inmóviles con sus auriculares, mirando fijamente a sus celulares, mientras camino hacia el único asiento vacío al final del vehículo los vuelvo a espiar de reojo; entonces, cuando me dispongo a despotricar internamente contra este mundo hipertecnificado y productor de soledades me doy cuenta de que también tengo puestos los auriculares y ademas que estoy escuchando la Bersuit a todo lo que da mi celular, entonces, resignado, me acomodo en el asiento, cierro los ojos y empiezo a balancear la cabeza al ritmo de la música...